Fútil torrente de intensas palabras,
Huerfanas todas de todo valor;
Solo ostentaciones, agiles alardes,
La fachada deslumbrante de la expurgación.
Culto a los paradigmas...
Culto a las paradojas...
La carne, la mente y su voz,
Rehenes de la desazón.
Merodean con celo certeras vaguedades
Como vuela el buitre en torno a la carroña,
Y al final aplacan su hambre.
Prédicas de muerte gentiles y brillantes
Que, como jardines de estacas afiladas,
Toman color con la sangre.
La razón para dar luz y armonía,
Látigo para imponer la razón.
Finales abiertos que no son finales,
Sino decorosas formas para la omisión.
Culto a los paradigmas...
Culto a las paradojas...
La carne, la mente y su voz,
Rehenes de la desazón. |